
Pedaleando un Sueño
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La Aventura de Luján y Pilar por la Carretera Austral
Hay viajes que se planean con mapas, presupuestos y listas. Y hay otros que se lanzan desde el corazón, con un “vamos” que lo cambia todo. Esta es la historia de dos amigas que decidieron pedalear un sueño —literalmente— a lo largo de la mágica y desafiante Carretera Austral.
Movimiento que transforma
Luján, de 23 años, se define como alguien en constante movimiento. “Me habito en el ir, en el descubrir. Me encanta la aventura, viajar, explorar, descubrir horizontes diferentes que expandan mis sentidos y mi forma de ver el mundo". Su motor es la aventura, lo desconocido, y esa adrenalina de dejarse sorprender.
"Cuando Pili me mencionó de casualidad su idea de recorrer la carretera en bici, no dudé: VAMOS!”. Así, sin entrenar, con poco presupuesto y muchas ganas, el sueño comenzó a rodar.
Pili, de 27, llevaba años escribiendo en su cuaderno ese deseo de hacer la Carretera Austral en bicicleta. “Era un sueño flashero, algo que no sabía si era posible”. Hasta que conoció a Luji en la montaña y le bastó una sola palabra para pasar del papel a la acción. “Los sueños se caminan, se pedalean”.
Sin GPS, pero con dirección
Durante dos meses planificaron todo: distancias, comida, hospedajes, mecánica básica… aunque pronto entendieron que los planes se doblan, como las rutas. “Éramos dos cuyanas con 60 kg de peso encima, mapa en papel, y cero experiencia ciclista, al lado de europeos con 10 kg y GPS”, recuerdan entre risas. Y sin embargo, lo que las llevó fue más fuerte que cualquier entrenamiento: las ganas.
El cuerpo como vehículo, el alma como motor
Más que un viaje por el sur de Chile, fue un viaje hacia adentro. “Me recorrí”, nos cuenta Luji. El cuerpo se convirtió en su propio medio de transporte, y el alma, en el combustible. La naturaleza, el silencio, el viento en la cara y los paisajes interminables fueron cómplices de un viaje que las transformó.
Cada día era una nueva lección: soltar lo innecesario, confiar en el proceso, vivir paso a paso, con presencia. Desde lidiar con un toro que bloqueaba la ruta hasta quedarse sin comida o enfrentarse a una cuesta inesperada, cada obstáculo fue también una enseñanza.
El mensaje que dejaron en el camino
Una vez más, nuestra pregunta infaltable a quienes nos inspiran a crear este blog:
¿Qué le dirían a alguien que tiene un sueño pausado?
“Que se manden”, dicen ambas. “No esperen el momento perfecto, ni estar preparados. El universo está a favor de los valientes”. No se trata de recorrer miles de kilómetros, sino de animarse a transitar lo desconocido, salir del papel y vivir el sueño.
No hay gorro que mejor nos represente que aquel que nos acompaña cuando decidimos ser quienes realmente somos.
Con amor
ZELVA